Traslaciones de la Santa Imagen

Desde la casa en que se fabric� fue llevado el Sant�simo Cristo a la parroquia. Noventa y tres a�os despu�s, el 14 de septiembre de 1613, fue trasladado a una capilla nueva que entonces se le dedic�. Asistieron el Prior y dos Can�nigos del Pilar de Zaragoza, el Vicario y Beneficiados de la iglesia y el Justicia, Jurados y Consejo de la Villa. Estuvo el Santo Cristo todo el d�a patente a la vista de los fieles que le hab�an venido a visitar en n�mero extraordinario procedentes de todo Arag�n, Castilla y Navarra. Examinada la Imagen se not� que le faltaban veintid�s puntas en la corona de espinas que tiene sobre la cabeza, casi todo el dedo �ndice de la mano derecha, el dedo medio de la mano izquierda, y dos pedazos en la toalla que ci�e el cuerpo. As� lo certifica el Notario de Calatorao D. Miguel Miravete. Predic� el Venerable Padre Maestro Fray Jer�nimo Bautista de Lanuza; Obispo despu�s de Barbastro y Albarrac�n, en representaci�n del Sr. Arzobispo D. Pedro Manrique. Tra�a tambien la misi�n de examinar el origen de la Imagen y unos milagros ruidosos que se contaban. La traslaci�n tercera tuvo lugar en 1675 a una magn�fica capilla de m�rmol negro de Calatorao. Era una construcci�n catedralicia, con hermosas columnas salom�nicas, que se destruy� en 1802 junto con el resto del templo para edificar otro mayor. Contaban los ancianos y lo confirm� D. Manuel Gil, beneficiado de la Parroquia, que al pretender colocar en su lugar al Santo Cristo no cab�a la cruz en el hueco preparado, porque los alba�iles hab�an tomado mal las medidas. Intentaron los carpinteros achicarla, pero no pudieron realizar la f�cil operaci�n porque las sierras se embotaban. Empu�� por fin el instrumento un can�nigo que se hallaba presente y la madera cedi� sin dificultad.

Hasta la total terminaci�n de las obras de la nueva iglesia en 1840, se venero la imagen en el granero del castillo que se utiliz� como templo. El d�a 12 de septiembre D. Ram�n Polo de Bernab�, cura de Calatorao bendijo la nueva iglesia por delegaci�n del Sr. Arzobispo de Zaragoza, D. Bernardo Franc�s Caballero, asistiendo el Cap�tulo eclesi�stico, el Ayuntamiento, diferentes sacerdotes forasteros, toda la feligres�a e incontables peregrinos. El d�a 13 fue trasladado el Sant�simo Sacramento escoltado por la Milicia Nacional, en procesi�n solemn�sima, asistiendo un gent�o inmenso, recorriendo las calles adornadas con �rboles, arcos y colgaduras. Aquella misma noche se baj� de su nicho provisional al Sant�simo Cristo a una magn�fica cama vestida de damasco y rematada por una corona dorada. El d�a 14 una doble hilera formada por muchos eclesi�sticos con cetros y palio y no pocos seglares, todos con hachas encendidas, pas� a la iglesia provisional. All� el preste tom� la corona de espinas en bandeja de plata sobre un velo de seda. Ocho sacerdotes de los dieciocho que con albas y estolas estaban prevenidos al efecto, cargaron sobre sus hombros a la Santa Imagen y relev�ndose, la conduc�an.

A la jubilosa manifestaci�n concurri� una ingente muchedumbre que llenaba todas las calles y plazas del tr�nsito, con un orden admirable y con abundantes l�grimas en los ojos. Llegada la Imagen a la nueva iglesia se cant� un Oficio solemne y predic� el P. Sim�n Tom�s. Acabada la Misa, y otra vez por la tarde una multitud ingente ador� la corona y por la noche los fieles besaron los pies del Crucifijo; este homenaje se repiti� en los quince d�as siguientes, desfilando n�mero incalculable de devotos que ofrecieron cuantiosas limosnas en cera y en met�lico. Durante toda la octava se celebraron sendas Misas solemnes con otros tantos paneg�ricos. En la noche del veintiocho de septiembre, reunidos el Cap�tulo, Ayuntamiento y otras personas principales, fue alzado el Santo Cristo a su lugar en la actual capilla, y el veintinueve se celebr� otra fiesta solemn�sima con serm�n.